Dicen que la naturaleza imita al arte. Me encuentro en la Laguna Cejar (a menos de media hora de San Pedro de Atacama, centro turístico de esta desértica región del norte de Chile) y me doy de bruces con este horizonte tan especial (foto de arriba). Pertenece a una laguna perdida en medio de un gigantesco desierto de sal; el agua posee una concentración salina parecida a la del Mar Muerto por lo que uno flota si se baña en ella. La vista comienza con una pequeña orilla caliza (color arena rojizo) y, de pronto, cae a plomo en una poza profunda (24 metros) de azul añil; al fondo, el desierto café, los volcanes y el cielo. Me acuerdo de los cuadros de Mark Rothko, con esas características franjas horizontales de color. Seguramente, el pintor letón nunca pasó por aquí, pero seguro que le hubiera gustado.
(texto y foto: Daniel Entrialgo)
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