sábado, 29 de enero de 2011

Clark Gable, Cadiz (Ohio)


Si te pones a buscar Cádiz en Google Maps, te aparecerán varias opciones posibles... ¡y muchas de ellas en EE UU! Sí, al parecer hay un Cadiz en Kentucky, otro en Wisconsin, uno en México y hasta uno en Ohio. Allí nació, precisamente, hace justo cien años (el próximo martes, 1 de febrero, se cumple dicha efeméride), Clark Gable, El Rey de Hollywood, el eterno galán de cine, el protagonista de Lo que el viento se llevó, el hombre que enamoró a nuestras abuelas y el tipo que filmó su última película con Marylin Monroe. Clark Gable y Cadiz (éste sin acento); suena gracioso. Parece difícil unir ambos conceptos. He estado buscando información sobre esta ciudad y la verdad es que existe en ella un museo dedicado a Gable, de hecho es su gran atracción turística. Por lo pronto, este martes me serviré un bourbon, brindaré por su memoria, abriré la puerta de la calle y diré a los cuatro vientos: "Francamente, cariño, eso me importa un bledo". Va por ti, Clark.
(por Daniel Entrialgo)

sábado, 22 de enero de 2011

Fernando Llorente, goles con estilo


Fernando Llorente, el goleador de moda del fútbol español, ha posado en exclusiva paraEsquire, ejerciendo de modelo y presumiendo de percha (la misma que trae de cabeza a los defensas de la Liga y a más de una chica). También nos ha concedido una jugosa entrevista en la que habla de Mourinho, Guardiola, los rumores de su fichaje por el Madrid, los recuerdos del Mundial, los cantos de sirena de la Premier League, sus inicios y hasta de lo duro que es para un riojano, como él, no poder comer con vino. Todo lo tenéis ya en el Esquire de febrero, ya en los kioscos.



jueves, 20 de enero de 2011

¿Mejor en colores?


A finales de los años ochenta, se puso de moda una (efímera) práctica denominada algo así como "películas coloreadas". La idea era coger clásicos del cine de los años 30, 40 ó 50 (y por tanto, lógicamente, rodadas en blanco y negro) y colorearlas artificialmente mediante ordenador (algo parecido a la imagen de arriba). Aún recuerdo un grandioso ciclo que dio La 2 (cuando aún ponían cine clásico en televisión) en la que se emitieron El halcón maltés, Arsénico por compasión u Objetivo Birmania con colores chillones como de postal rancia y un aire kitch que, aunque al principio hizo gracia, pronto puso a los puristas de uñas. La moda, como llegó, pasó.
Todo esto viene a cuento porque acabo de terminar de ver una serie documental (creo que tiene ya algún tiempo) que ha emitido La 2 hace apenas una semana sobre la Segunda Guerra Mundial, realizada por el canal National Geographic y que lleva por título
Apocalipsis. A través de seis capítulos de 45 minutos de duración se resume el conflicto más terrorífico de la Historia mediante material documental real (inédito en gran parte por su crudeza), coloreado artificialmente mediante ordenador. ¿El resultado? Espectacular. La verdad es que, aunque uno sepa que ese color es ficticio, se consigue un efecto cercanía aterrador y el espectador consigue empatizar mucho más con aquella generación –en nada distinta a la nuestra– que tuvo la mala fortuna de vivir tiempos tan terribles. Los desfiles nazis, los uniformes, las campañas rusas bajo un manto helado, el desierto del Afrika Korps, la selva del Pacífico, el exterminio judío... todo adquiere una presencia diferente, molesta, porque uno se da cuenta de que los rostros que nos miran fueron reales, que todo aquello pasó; y ya no lo vemos como una vieja foto en blanco y negro sino con esa modernidad aplastante que parece sacada de un Telediario.
Hablamos, sí, de los recurrentes "documentales de La 2", pero en este caso sólo cabe felicitar a la cadena pública por emitir en abierto documentales de tal calidad. Aquí os dejo un breve trailer de la serie.
(por Daniel Entrialgo)



lunes, 17 de enero de 2011

Al rico Camarón...


"Al rico camarón de la Bahía, lo pesco de noche, lo vendo de día". Acabo de terminar de leer Pistola y cuchillo, la última novela de Montero Glez, texto que gira alrededor de la figura de Camarón de la Isla, lo más parecido que hemos tenido por estas latitudes a una estrella maldita del rock and roll, un Johnny Cash del flamenco, un Gram Parsons del cante jondo. Ilustra la portada del libro una de esas fotos en blanco y negro que le hizo Alberto García-Alix, un primer plano del tatuaje de su mano. "Una estrella hebrea y una luna morisca marcadas sobre la piel gitana". Mucho y bien se ha escrito sobre el Camarón, aunque casi siempre dentro del género biográfico (Andrés Rodríguez, director de Esquire, firmó una de ellas, Camarón, se rompió el quejío, allá por el 98). Faltaba, sin embargo, aprovechar todo ese potente material en una obra de ficción.

Pistola y cuchillo no pretende revelar nada extraordinario ni repasar exhaustivamente la vida del hombre que cambió el flamenco ("Ahora todos visten como él, incluso quieren cantar como José hasta los que no saben (...) puede que le imiten hasta en las maneras de sentarse al borde la silla, aunque nadie haya conseguido arañarla hasta hacerla sangrar, como él sabía"), pero da gusto ver lo bien que escribe Montero Glez, dueño de un estilo personalísimo que cada vez depura con mayor maestría. Sus imágenes son potentes, ocurrentes y extrañamente poéticas ("Entonces se cantó la del rosario de mi madre, cerrando los ojos hasta no ponerse más feo"), pero no de esa poesía empalagosa y almidonada, sino que la que es capaz de encontrar literatura en un mancha de vino tinto. Por algo, la prosa de Montero nace del serrín sucio del suelo de las tascas. Son 120 páginas solamente, pero su lectura exige pararse, poco a poco, para saborear cada frase como se merece. Un texto que derrocha nostalgia y admiración por un personaje –repleto de claroscuros e incógnitas– que ya se confunde con el mito. Muy recomendable.
(por Daniel Entrialgo).

Una reja es una cárcel
con el carcelero dentro
y con el preso en la calle.


miércoles, 12 de enero de 2011

Jorge Sanz en los Goya


Ayer se leyeron las nominaciones para los próximos Premios Goya. Lo hicieron, al estilo americano Oscar, Marta Etura y.., ¡Jorge Sanz! La cosa no deja de tener cierta coña, sobre todo si habéis visto la mini-serie de 6 capítulos que ha emitido hace un par de meses Canal Plus titulada ¿Qué fue de Jorge Sanz? Dirigida por David Trueba y protagonizada por el propio Jorge Sanz (interpretándose a sí mismo), narra en falso estilo documental la vida actual del otrora imprescindible niño-guaperas del cine español. Con un guión magnífico y unos diálogos hilarantes, vemos a un Jorge Sanz acabado, arrastrándose con su representante –ex vendedor de quesos (su particular Sancho Panza)– en busca de algún trabajillo para salir del paso. En uno de los capítulos, y ahí viene la gracia, Santiago Segura le "cuela" en los Goya, aunque con cierta mala uva, para intentar que la gente se acuerde de su existencia.
Lo cierto es que, viendo el tono de la mayoría de series españolas que estrenan cada mes Telecinco o Antena 3, nos estaría de más que alguien emitiera en abierto
¿Qué fue de Jorge Sanz? Sin duda, de lo mejorcito que se ha hecho en 2010 en ficción televisiva. Y es que la serie es ficción, no nos engañemos, pero va soltando puyitas sobre el cine español, la sociedad y ciertos sectores del negocio tan divertidas como lacerantes. Las autoparodias (¿o no?) de Juan Diego Botto (como actor "de la ceja"), Juan Manuel de Prada (como escritor pedante), Resines (como ser canibalizado por su papel en Los Serrano) o Santiago Segura (todo por la pasta) son auténticamente magistrales. Muy recomendable. Es más, necesaria. Por cierto, la banda sonora me ha encantado, encaja como un guante con el aire decadente-triste- patético que envuelve todo; aquí os la dejo junto al vídeo de promoción que emitió Canal Plus en su día.
(Por Daniel Entrialgo)

lunes, 10 de enero de 2011

Otra de zombies





Que los muertos vivientes están de moda no cabe duda. En los últimos tiempos, los ejemplos de libros, cómics, pelis y videojuegos sobre zombies son legión. Mañana se estrena en La Sexta la serie The Walking Dead, una adaptación para televisión de la exitosa saga de cómic de mismo título (ilustración de abajo) del tándem Robert Kirkman/Tony Moore (éste último sería sustituido posteriormente). Aunque los fans ya la habrán visto a través de... (mejor no decirlo), no está de más recomendar este tipo de series que –raramente– nos dan el placer de emitir en abierto.
Normalmente, los zombies suelen tener dos tipos de tratamiento: comedia disparatada (tipo Zombieland) o drama gore-metafísico (pelis de Romero).
The Walking Dead camina más por la segunda vía. A ratos lenta, a ratos sorprendente, propone un guión bastante arquetípico, pero destaca por algunos planos de gran ¿belleza? apocalíptica (como la escena del protagonista llegando a caballo a la gran ciudad). Vosotros mismos, pero os aseguro que viendo cómo está ahora mismo el panorama televisivo, esto es de lo mejor que vais a encontrar en vuestro mando.
(por Daniel Entrialgo)


miércoles, 5 de enero de 2011

Julián López 'El Robaplanos'


Gran tradición de secundarios 'robaplanos' la del cine español. Hay películas a patadas, de los años cincuenta, sesenta u ochenta, que uno tan sólo recuerda por alguna pequeña escena genial de Luis Ciges, Antonio Garisa, Manuel Alexandre, Rafael Alonso, Miguel Rellán, Manolo Gómez-Bur o Luis Varela. Del resto, nada de nada. Así empezó Antonio Resines, por ejemplo, con apariciones fugaces (pero hilarantes) en las comedias de Trueba y Colomo; o Santiago Segura, que eclipsó a sus compañeros de reparto en El día de la bestia.
Julián López lleva años sacando la cabeza dentro del populoso clan de los Muchachada Nui. Normalmente, acompañando a Ernesto Sevilla o Joaquín Reyes, pero cada vez más como 'robaplanos' profesional. En Que se mueran los feos, su primer papel importante en el cine, ya se comía a todos en las escenas en las que aparecía. Ahora llega No controles, la nueva comedia de Borja Cobeaga, y Julián López amenaza con su vis cómica a quien se le ponga delante. Su personaje, Carlitros, ya protagoniza una campaña viral de promoción de la peli. Chistes malos para partirse (aquí abajo os dejo un par de ejemplos).
(por Daniel Entrialgo; fotografía, Cristina López)