Carnal como pocas, la mexicana Silvia Pinal (primera actriz, como dicen por ahí) inyectó a las películas de Buñuel ese punto de erotismo y fetichismo que tanto gustaba al Genio de Calanda. En Viridiana, con aquella mítica escena en la que dejaba uno de sus muslos al aire, dejó a los censores bizcos, pero en Simón del Desierto, donde interpretaba a Lilith, representación diabólica del deseo sexual promiscuo y pecador, las entrepiernas masculinas se estremecieron como pocas veces con el cine de entonces. 5o años ya, medio siglo nada menos, se cumplen del estreno de Viridiana –donde compartía escenas con Fernando Rey y Paco Rabal, casi ná– y en Esquire hemos preparado un pequeño artículo sobre el tema. Lo puedes leer en el próximo número, ya calentito en el kiosco.
(por Daniel Entrialgo).
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