viernes, 15 de octubre de 2010
Desayuno en Tiffany's
Hoy he desayunado en Tiffany's. Como suena. No llevaba guantes negros por encima del codo –como Audrey Hepburn en la peli de Blake Edwards– ni venía de "empalmada" de alguna fiesta exclusiva (como siempre hacía Holly Golightly en el libro de Capote), pero si llevaba un café en un vaso de papel y mordisqueaba un cruasán mientras admiraba las joyas de uno de sus escaparates.
En realidad, todo formaba parte de unas jornadas que Tiffany's está organizando para la prensa (y en la que, como golpe mitómano, te "invitan" a recrear el momento Hepburn de la foto de arriba). ¿Su objetivo? Familiarizarnos con un mundo, el de los diamantes, que a veces asusta por su exclusividad. Situada en la calle Ortega y Gasett, en plena Milla de Oro madrileña, la tienda de Tiffany's (pronto abrirá local en BCN), con su mítico logo y sus escaparates minimalistas, puede acongojar desde fuera. Sin embargo, una vez superado el umbral, uno se encuentra con un universo realmente estimulante. Desde la sección de anillos de compromiso (ya oigo los gritos nerviosos de algunas...) a la de complementos para caballeros (carteras, gemelos, tarjeteros...), sus exitosas Tiffany's key (las hay por poco más de 120 euros) y Tiffany's heart, auténticos símbolos de la casa, y –por supuesto– las grandes colecciones de diamantes de sus diseñadores estrella: Paloma Picasso, Elsa Peretti y Frank Gehry (sí, el del Guggenheim). Una auténtica maravilla con música de Sinatra de fondo. Un mundo de ilusiones y sueños que cabe en una caja (azul Tiffany's por supuesto) con lazo blanco y logo inscrito.
(por Daniel Entrialgo).
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