martes, 23 de febrero de 2010
Guardiola en Sinaloa
Antes de tocar el cielo (y cantar el "Viva la vida" de Coldplay) en el banquillo del Barça, Pep Guardiola pasó cuatro meses en el infierno. En 2006, agotó sus últimos tragos como futbolista en las filas del Dorados de Sinaloa, en la ciudad de Culiacán, epicentro del México narco, masacrada por asesinatos, la droga y la corrupción (uno de los capítulos menos conocidos del actual técnico azulgrana). Esquire viajó hasta allí tras las huellas del mejor entrenador del planeta. Queríamos saber qué carajo le había llevado hasta uno de los lugares más peligrosos de toda América. Hemos hablado con su chófer personal, con sus compañeros; hemos visitado el cutre-vestuario donde se cambiaba y el presunto hotel de lujo donde vivió. Todas las claves de Guardiola en Sinaloa (quesadillas, fútbol y narco corrridos) este mes en Esquire.
Etiquetas:
Así se hace Esquire
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Este tipo para mi podria ser el icono perfecto de Esquire.
ResponderEliminarEra ya un crak cuando jugaba, y siempre con clase como debe ser. D. Domingo Balmaña dijo de el en un partido en Rusia que le estaba viendo y solo le faltaba el bombin y el baston en medio del campo.
Y fuera era igual.