lunes, 17 de enero de 2011

Al rico Camarón...


"Al rico camarón de la Bahía, lo pesco de noche, lo vendo de día". Acabo de terminar de leer Pistola y cuchillo, la última novela de Montero Glez, texto que gira alrededor de la figura de Camarón de la Isla, lo más parecido que hemos tenido por estas latitudes a una estrella maldita del rock and roll, un Johnny Cash del flamenco, un Gram Parsons del cante jondo. Ilustra la portada del libro una de esas fotos en blanco y negro que le hizo Alberto García-Alix, un primer plano del tatuaje de su mano. "Una estrella hebrea y una luna morisca marcadas sobre la piel gitana". Mucho y bien se ha escrito sobre el Camarón, aunque casi siempre dentro del género biográfico (Andrés Rodríguez, director de Esquire, firmó una de ellas, Camarón, se rompió el quejío, allá por el 98). Faltaba, sin embargo, aprovechar todo ese potente material en una obra de ficción.

Pistola y cuchillo no pretende revelar nada extraordinario ni repasar exhaustivamente la vida del hombre que cambió el flamenco ("Ahora todos visten como él, incluso quieren cantar como José hasta los que no saben (...) puede que le imiten hasta en las maneras de sentarse al borde la silla, aunque nadie haya conseguido arañarla hasta hacerla sangrar, como él sabía"), pero da gusto ver lo bien que escribe Montero Glez, dueño de un estilo personalísimo que cada vez depura con mayor maestría. Sus imágenes son potentes, ocurrentes y extrañamente poéticas ("Entonces se cantó la del rosario de mi madre, cerrando los ojos hasta no ponerse más feo"), pero no de esa poesía empalagosa y almidonada, sino que la que es capaz de encontrar literatura en un mancha de vino tinto. Por algo, la prosa de Montero nace del serrín sucio del suelo de las tascas. Son 120 páginas solamente, pero su lectura exige pararse, poco a poco, para saborear cada frase como se merece. Un texto que derrocha nostalgia y admiración por un personaje –repleto de claroscuros e incógnitas– que ya se confunde con el mito. Muy recomendable.
(por Daniel Entrialgo).

Una reja es una cárcel
con el carcelero dentro
y con el preso en la calle.


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