Hace unos años tuve la suerte de entrevistar a Juan Genovés, uno de los grandes de la pintura reciente española, en su casa estudio de Madrid. Un tipo genial –el autor de El abrazo– que últimamente realiza unas maravillosas composiciones de muchedumbres vistas desde las alturas. Me acuerdo que al final de la entrevista me contó una anécdota que se me quedó grabada.
Un hermano suyo había ido al pueblo de su infancia y los viejos parroquianos le preguntaron por él. "¿Qué hace tu hermano, Juan? ¿Qué es de su vida?". Él les contó: "Pues ya sabéis que es pintor, expone en todo el mundo, vende mucho en Japón...". Y ellos guardaron silencio un rato, cavilando, y luego dijeron: "¡Qué bien jugaba al fútbol de pequeño!". Decía Genovés, riendo y emocionado, que sentía mucho más orgulloso de que los de su pueblo aún se acordaran de lo bueno que era de chaval con la pelota que de todos los cuadros que había pintado y vendido.
Su hijo, Pablo, continúa la estirpe. Se dedica a la fotografía artística desde la década de los ochenta y en su obra gusta de mezclar aspectos tradicionales con nuevas tecnologías (imagen de arriba). Desde hoy expone en la galería Estiarte de Madrid (calle Almagro, 44), una buena oportunidad para conocer su obra (Fotografía: Pablo Genovés).
No hay comentarios:
Publicar un comentario