De hechuras prietas, color tabaco y un galope elegante; montado por el jockey M. Secci, perteneciente a la cuadra La seta de Cubillas. Ésta fue la apuesta (a ganador, 5,80 por cada euro apostado) que en la cuarta carrera de ayer jueves nos hizo ganar a Esquire unas perrillas y hacer más llevadera la noche madrileña. El caballo se llamaba Liniberto. Fue en el Hipódromo de la Zarzuela, unos de los lugares de moda de la capital, donde el copeteo se alterna con la pasión de las apuestas, los escotes morenazos y unas hamburguesas a la parrilla que se huelen a la legua. A reventar estaba aquello. Entre pinos fresquitos y una brisa muy de agradecer. Un consejo, antes de lanzarse contra la taquilla de apuestas, hay que empollarse las diferencias entre colocado, gemela, triple y doble reversible. Cuando termina la última carrera, a eso de la una y pico, se monta una discoteca (gente más bien jovencita) al aire libre y con sillones chill out. ¡Grande Liniberto!
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